¿Qué es el Síndrome o Depresión postvacacional?
El síndrome posvacacional se describe como un conjunto de síntomas psicológicos y físicos que, en ocasiones, se inician tras terminar un período vacacional. En estos casos, la persona atravesaría un proceso de adaptación a la rutina, a partir del cual, podría experimentar síntomas molestos que le dificultaran su día a día. Por ejemplo, es habitual encontrarse más apáticos o manifestar problemas para concentrarse o dormir, entre otros.
No obstante, la sintomatología del síndrome postvacacional no conforma una patología o enfermedad mental. Asimismo, sus molestas manifestaciones son de una intensidad leve y es natural que remitan espontáneamente con el paso del tiempo.
A pesar de ello, resulta habitual encontrar el término de «depresión posvacacional» al referirse a este síndrome. Este hecho, puede dar lugar a error porque lo estaríamos acercando al diagnóstico de la depresión mayor, un trastorno de etiología compleja y severidad significativa. Por ello, muchos profesionales de salud mental no consideran conveniente emplear este término en el ámbito clínico.
Puede que esta entrada de blog te resulte de gran utilidad, ya que, explora a fondo las diferencias clave entre la tristeza subclínica y la depresión mayor. A menudo, estos dos estados emocionales se confunden, pero es fundamental comprender sus diferencias para saber cuándo una sensación de decaimiento se convierte en algo más serio que requiere atención profesional.
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¿Cuáles son los síntomas del Síndrome Postvacacional?
El síndrome posvacacional se manifiesta a través de una serie de síntomas que afectan a diversas áreas de la vida de una persona, aunque su intensidad y la forma en que se presenta pueden variar mucho de un individuo a otro. A continuación, se detallan las manifestaciones más comunes, clasificadas en síntomas físicos, cognitivos, emocionales y de comportamiento, así como el impacto funcional que provocan.
Somáticos
- Fatiga persistente: Sensación de falta de energía que no remite con el descanso, afectando la funcionalidad diaria.
- Alteraciones del patrón de sueño: Presencia de insomnio (dificultad para iniciar o mantener el sueño) que genera una somnolencia diurna.
Cognitivos
- Dificultades en la atención: Disminución significativa en la capacidad de concentración y dificultades en la atención, lo cual, afecta al rendimiento cognitivo en tareas simples y complejas. Por ejemplo, durante una reunión, la mente de la persona divaga constantemente haciéndole difícil seguir la conversación, o bien, se percata de que ha leído la misma frase en un correo varias veces sin entender su significado.
Emocionales y de Comportamiento
- Irritabilidad inestabilidad emocional: Cambios bruscos en el estado de ánimo tendentes a expresar hostilidad o agresividad.
- Anhedonia y desinterés: Pérdida de la motivación general y dificultad para experimentar placer en actividades que antes resultaban gratificantes.
- Tristeza
Impacto Funcional
- Disminución de la productividad: El conjunto de síntomas resulta en un bajo rendimiento en las diferentes áreas que conforman la vida de la persona. Por ejemplo, área laboral, familiar, deportiva, etc.
- Deterioro de las relaciones interpersonales: La irritabilidad, falta de motivación generalizada, la tristeza…pueden repercutir en las áreas más privadas de la persona. Por ejemplo, la relación de pareja.
Superar el Síndrome Postvacacional: ¿Necesito la ayuda de la terapia?
Inicialmente, no aconsejamos la búsqueda inmediata de ayuda profesional. Como hemos mencionado anteriormente, lo más común es que los síntomas del síndrome posvacacional remitan espontáneamente en el transcurso de los días, sin alcanzar un nivel de interferencia y malestar clínicos.
Sin embargo, si estos síntomas persistieran durante un tiempo prolongado o si la persona notara que interfieren de manera significativa en sus rutinas diarias, sí es aconsejable acudir a un psicólogo para poder realizar una valoración.
En Psicólogos Aldama, la intervención no se centraría en la etiqueta de «síndrome posvacacional». Por el contrario, el enfoque de nuestro trabajo se dirigiría a realizar una evaluación completa que nos permitiera identificar las variables subyacentes a la persistencia del malestar. Nos centraríamos en explorar qué factores personales, situacionales y contextuales están incidiendo en la dificultad de adaptación de la persona.
La evaluación clínica se guiaría por una serie de variables que nos permitirían profundizar en la sintomatología. Planteamos a continuación algunas de ellas:
- Análisis de la situación y contexto de la persona: Exploraríamos qué elementos de la vida cotidiana de la persona le resultan difíciles de aceptar o gestionar. Podría ser una situación de sobrecarga en el trabajo, dificultades en la convivencia con la pareja, etc.
- Valoración de los mecanismos de afrontamiento: Se identificarían los recursos psicológicos con los que cuenta el paciente. Evaluando sus fortalezas, estrategias de afrontamiento o su red de apoyo social.
- ¿Qué miedos subyacen a esta dificultad para volver a la rutina? Se investigaría la posible presencia de temores subyacentes que puedan estar contribuyendo al malestar. Por ejemplo, el miedo al fracaso.
- ¿La persona padece una problemática en salud mental? Evaluar si el paciente está padeciendo una patología que queda enmascarada por el supuesto síndrome postvacacional. Por ejemplo, podría estar atravesando un trastorno de ansiedad o un trastorno depresivo.
Bibliografía
J A. Flórez Lozano. Síndrome postvacacional. Vol. 36. Núm. 4. Páginas 121-124 (septiembre 2000)