¿Sientes que el estrés diario te supera? ¿El ritmo acelerado del estilo de vida actual te deja con una sensación constante de agotamiento y tensión? No estás solo. La búsqueda de calma en medio del caos es una necesidad fundamental para nuestra salud mental y física. Afortunadamente, la psicología nos ofrece herramientas poderosas y accesibles para gestionar esa carga: las técnicas de relajación.
En este artículo, exploraremos en profundidad qué son, por qué funcionan y cómo puedes integrarlas en tu rutina para transformar tu vida, reducir la ansiedad y mejorar tu bienestar emocional.
Entiende por qué funciona la relajación según la psicología
Para muchas personas, «relajarse» puede sonar a algo pasivo, como ver una serie o descansar en el sofá. Sin embargo, desde una perspectiva psicológica, la relajación es un proceso activo que produce cambios fisiológicos y cognitivos medibles en nuestro organismo.
Cuando experimentamos estrés, nuestro sistema nervioso simpático se activa, desencadenando la famosa respuesta de «lucha o huida». El corazón se acelera, los músculos se tensan, la respiración se vuelve superficial y nuestro cuerpo libera hormonas como el cortisol y la adrenalina. Esta respuesta es útil en emergencias reales, pero cuando se mantiene de forma crónica debido al estrés cotidiano, agota nuestros recursos y perjudica nuestra salud.
Las técnicas de relajación actúan como un antídoto. Activan el sistema nervioso parasimpático, responsable de la respuesta de «descanso». Al practicar estas técnicas, le enviamos a nuestro cerebro la señal de que el peligro ha pasado. Como resultado, la frecuencia cardíaca disminuye, la presión arterial se estabiliza, los músculos se destensan y la mente se mantiene serena. Este proceso no solo alivia la tensión del momento, sino que fortalece nuestra capacidad para afrontar futuros estresores, promoviendo un mayor bienestar emocional a largo plazo.
Todas las técnicas de relajación para tu bienestar
Existen numerosos caminos para alcanzar un estado de relajación profunda. Cada persona es diferente, y lo que funciona para uno puede no ser ideal para otro. Por ello, es valioso conocer el abanico de posibilidades y encontrar las técnicas de relajación que mejor se adapten a ti. A continuación, te presentamos algunas de las más estudiadas y eficaces.
Relajación muscular progresiva de Jacobson
Desarrollada por el médico Edmund Jacobson a principios del siglo XX, esta técnica parte de una idea sencilla pero poderosa: la tensión mental se refleja directamente en la tensión muscular. Si aprendemos a relajar nuestros músculos a voluntad, podemos, a su vez, calmar nuestra mente.
El procedimiento es metódico y se centra en la conciencia corporal. Consiste en recorrer diferentes grupos musculares del cuerpo, tensándolos activamente durante 5-7 segundos y luego liberando la tensión de forma súbita. La clave está en prestar máxima atención a la diferencia entre el estado de tensión y el estado de relajación posterior.
Este contraste agudiza la percepción de las propias sensaciones físicas, permitiendo identificar y liberar tensiones residuales de las que antes no éramos conscientes. Al practicarla regularmente, no solo se logra una relajación profunda en el momento, sino que se entrena al cuerpo para mantener un estado de base más relajado en el día a día.
Relajación diferencial de Bernstein y Borkovec
Esta técnica es una refinación y una aplicación más funcional de la relajación muscular progresiva. Si la técnica de Jacobson nos enseña a relajar todo el cuerpo en un estado de reposo, la relajación diferencial nos enseña a usar solo la tensión muscular estrictamente necesaria para cada actividad, manteniendo el resto del cuerpo relajado.
El objetivo es la eficiencia energética y la prevención de la acumulación de estrés. Por ejemplo, al conducir, solo necesitas tensión en manos, brazos y piernas para manejar el vehículo; los hombros, el cuello, la mandíbula y el abdomen pueden permanecer completamente sueltos.
La práctica implica tomar conciencia de las tensiones innecesarias durante las actividades cotidianas (caminar, trabajar, leer) y liberarlas activamente. Con el tiempo, se convierte en un hábito automático que mejora la postura, reduce la fatiga y optimiza el manejo del estrés a lo largo de toda la jornada.
Relajación pasiva de Schwartz y Haynes
Este método es ideal para quienes encuentran incómodos o difíciles los ejercicios de tensión-distensión, como personas con dolor crónico, lesiones musculares o simplemente una preferencia por un enfoque más suave.
A diferencia de la técnica de Jacobson, aquí no se tensan los músculos deliberadamente. En su lugar, se utiliza el poder de la mente y la sugestión para inducir la relajación. Guiado por una voz (en una grabación o en vivo), el practicante dirige su atención a cada grupo muscular de forma secuencial.
Se usan instrucciones verbales que invitan a notar y «soltar» la tensión, a menudo acompañadas de visualizaciones o metáforas sensoriales. Frases como «siente cómo tu brazo se vuelve pesado y cálido» o «imagina que la tensión se derrite y fluye fuera de tu cuerpo» ayudan a evocar las sensaciones fisiológicas de la relajación.
Es una técnica que fomenta una conexión mente-cuerpo muy profunda, basada en la confianza y en la capacidad del cuerpo para autorregularse.
Relajación condicionada de Paul
Basada en los principios del condicionamiento pavloviano, esta técnica busca crear un «anclaje» o un «disparador» para la respuesta de relajación. La idea es asociar un estado de calma profunda con una señal neutra, que puede ser una palabra («calma», «paz», «relax»), una imagen mental o un gesto sutil (como juntar el pulgar y el índice).
El entrenamiento consiste en inducir primero un estado de relajación a través de otro método (como la respiración diafragmática o la relajación pasiva) y, una vez alcanzado el punto de máxima serenidad, repetir la señal elegida varias veces. Con la práctica sistemática, el cerebro crea una conexión neuronal entre la señal y la sensación.
El resultado es una herramienta de manejo del estrés increíblemente rápida y discreta, que permite activar la respuesta de relajación en segundos ante una situación estresante, como antes de una presentación o durante un momento de ansiedad.
Relajación de Benson (respuesta de relajación)
El Dr. Herbert Benson, cardiólogo de Harvard, se dedicó a estudiar científicamente diversas prácticas contemplativas y de meditación de todo el mundo. Descubrió que, más allá de sus contextos culturales o religiosos, todas compartían elementos esenciales que provocaban un conjunto específico de cambios fisiológicos opuestos a la respuesta de estrés. Benson denominó a este estado la «respuesta de relajación».
Para hacerla accesible a todos, la destiló en una técnica sencilla y laica que requiere cuatro elementos: un entorno tranquilo para minimizar distracciones, una posición cómoda para evitar tensiones, una actitud pasiva (permitiendo que los pensamientos fluyan sin aferrarse a ellos) y, fundamentalmente, la repetición de una palabra, sonido o frase corta con cada exhalación.
Esta repetición actúa como un foco de atención que interrumpe el tren de pensamientos ansiosos y activa el sistema nervioso parasimpático, promoviendo el bienestar emocional.
Entrenamiento autógeno de Schultz
«Autógeno» significa «generado desde dentro», y esa es precisamente la esencia de esta técnica desarrollada por el psiquiatra alemán Johannes Schultz. Se trata de un método de autosugestión profunda en el que el practicante utiliza una serie de fórmulas verbales para guiar su cuerpo hacia un estado de relajación.
El entrenamiento se divide en ejercicios estandarizados que se enfocan en inducir sensaciones específicas: pesadez en las extremidades (que corresponde a la relajación muscular), calor en las extremidades (correspondiente a la vasodilatación periférica), la calma del ritmo cardíaco, la regulación de la respiración, el calor en el abdomen y la frescura en la frente.
Cada fórmula se repite mentalmente varias veces hasta que la sensación se manifiesta. Requiere una práctica más disciplinada que otras técnicas, pero sus efectos son muy profundos y duraderos, otorgando a la persona un control notable sobre sus respuestas fisiológicas autónomas.
| Técnica de Relajación | Principio Clave | Ideal Para Quienes… | Nivel de Esfuerzo |
| Relajación Muscular Progresiva (Jacobson) | Aprender a relajar la mente a través de la relajación del cuerpo. | Necesitan liberar tensión física acumulada y les gusta un método activo y estructurado. | Bajo a Medio |
| Relajación Diferencial (Bernstein) | Usar sólo la tensión necesaria para cada tarea. | Buscan optimizar su energía y reducir la tensión durante las actividades diarias (trabajo, etc.). | Medio |
| Relajación Pasiva (Schwartz) | Usar la sugestión mental para «soltar» la tensión sin tensar los músculos. | Tienen dolor crónico, lesiones o prefieren un enfoque más suave y mental. | Bajo |
| Relajación Condicionada (Paul) | Crear un «atajo» mental (una palabra) para activar la calma rápidamente. | Necesitan una herramienta de emergencia para gestionar picos de estrés o ansiedad al instante. | Medio (requiere práctica inicial) |
| Respuesta de Relajación (Benson) | Interrumpir pensamientos estresantes con un foco de atención repetitivo. | Prefieren un método similar a la meditación, sencillo, laico y con gran respaldo científico. | Bajo |
| Entrenamiento Autógeno (Schultz) | Autogenerar sensaciones corporales de relajación (calor, pesadez). | Disfrutan de un proceso profundo de autocontrol y no les importa una práctica más disciplinada. | Alto |
Una inmersión en la técnica más accesible
Dentro del amplio espectro de técnicas de relajación, una destaca por su sencillez, sus rápidos beneficios y su aplicabilidad en cualquier momento y lugar: la respiración diafragmática. Si quieres empezar a notar resultados sin un entrenamiento extenso, esta es tu puerta de entrada.
A la respiración diafragmática se la conoce con muchos nombres: abdominal, completa, profunda o lenta. Lo característico es que involucra los músculos del abdomen para utilizar la capacidad completa de los pulmones, permitiendo una mayor oxigenación de nuestro organismo. Cuando se entrena, se aprende a respirar con el diafragma en lugar de con el pecho, una forma de respiración más superficial (torácica) que a menudo adoptamos por el estrés y que puede retroalimentar la ansiedad. Curiosamente, esta respiración profunda es la forma natural en que respiramos durante la infancia, un hábito que perdemos en la vida adulta.
Si quieres dominar esta herramienta fundamental para el manejo del estrés, te invitamos a leer nuestro artículo completo donde la explicamos paso a paso:
Cómo relajar mente y cuerpo: técnica de la respiración diafragmática.
Consejos para hacer de la relajación un hábito diario
Conocer las técnicas de relajación es el primer paso, pero su verdadero poder se desata con la práctica regular. Integrarlas en tu vida no tiene por qué ser una tarea abrumadora. Aquí tienes algunos consejos prácticos:
- Empieza con poco: No necesitas sesiones de una hora. Comienza con 5 o 10 minutos al día. Es mejor ser constante con poco tiempo que inconstante con mucho.
- Agenda tu momento: Trata tu práctica de relajación como una cita importante. Anótala en tu calendario. Puede ser por la mañana para empezar el día con calma, o por la noche para liberar las tensiones acumuladas.
- Crea un espacio: Designa un rincón tranquilo en tu casa donde puedas practicar sin interrupciones. No necesita ser grande, solo un lugar que asocies con la paz y el bienestar emocional.
- No busques la perfección: Habrá días en que tu mente esté más agitada. No te frustres. El objetivo no es tener la mente en blanco, sino redirigir amablemente tu atención a la técnica cada vez que te distraigas.
- Utiliza la tecnología a tu favor: Existen numerosas aplicaciones de meditación y relajación guiada que pueden ayudarte, especialmente al principio.
- Aplica micro-relajaciones: Aprovecha pequeños momentos del día. Mientras esperas en un semáforo, haz tres respiraciones profundas. Antes de una reunión, relaja conscientemente tus hombros. Estas pequeñas acciones suman.
Los beneficios de la relajación para tu salud mental a largo plazo
La práctica continuada de estas técnicas va más allá del alivio momentáneo. Se convierte en una inversión en tu salud integral con beneficios duraderos:
- Mayor resiliencia al estrés: Entrenas a tu sistema nervioso para que no reaccione de forma tan intensa ante los desafíos, permitiéndote afrontarlos con más claridad y menos desgaste.
- Mejora de la concentración y la memoria: Al reducir el «ruido» mental del estrés, liberas recursos cognitivos, lo que te permite enfocarte mejor y acceder a tus recuerdos con más facilidad.
- Reducción de síntomas de ansiedad y depresión: Las técnicas de relajación son un componente clave en la terapia psicológica para estos trastornos, ya que ayudan a regular el estado de ánimo y a gestionar los síntomas físicos.
- Mejora de la calidad del sueño: Ayudan a calmar la mente y el cuerpo, facilitando la conciliación del sueño y promoviendo un descanso más reparador.
- Aumento de la autoconciencia: Aprendes a reconocer las señales de tensión en tu cuerpo y mente, lo que te permite actuar antes de que el estrés se acumule.
En definitiva, las técnicas de relajación son mucho más que un simple pasatiempo; son una habilidad esencial para navegar la complejidad de la vida moderna y cultivar un profundo y duradero bienestar emocional.
En Psicología Aldama, entendemos que cada persona necesita un enfoque personalizado para su bienestar. Si sientes que el estrés o la ansiedad están afectando tu calidad de vida, nuestro equipo de profesionales puede ayudarte a encontrar las estrategias y técnicas de relajación más adecuadas para ti, integrándolas en un plan terapéutico diseñado para tus necesidades.
Comenzar el camino hacia el bienestar personal puede presentar retos significativos. No obstante, en Psicología Aldama, ofrecemos nuestro apoyo profesional para guiarte en este proceso. Estamos a tu disposición para ayudarte a recuperar el equilibrio en tu vida. Te invitamos a contactar con nosotros para explorar las opciones de tratamiento que mejor se adapten a sus necesidades.




