En qué consiste la Profecía autocumplida
El efecto de la profecía autocumplida se inicia cuando la persona hace una valoración de lo que cree que ocurrirá. A partir de ahí, lleva a cabo un comportamiento coherente con esa valoración. Y, como consecuencia de este comportamiento, se facilita que su valoración inicial se cumpla.
En otras palabras, cuando generamos expectativas sobre algo, tendemos a comportarnos para cumplir con nuestras expectativas.
Por ejemplo, una persona con adecuadas habilidades sociales, se encuentra en una situación social donde piensa que no es del agrado de los allí presentes. Esta persona, puede terminar comportándose de una manera distante con ellos. Como consecuencia, es probable que interactúen menos con ella. A partir de esto, ella confirmará que no estaba equivocada en un inicio.
Por el contrario, si esa misma persona piensa que genera simpatía, puede acabar comportándose de una manera más cálida, lo cual, puede facilitar que las personas inicien y mantengan más conversaciones con ella.
La importancia de nuestras expectativas
Por lo tanto, la profecía autocumplida puede ayudarnos en nuestro desempeño, pero, también puede perjudicarnos en el mismo. A esto último se le denomina autosabotaje.
Es por ello que, resulta esencial comprender que nuestras expectativas desempeñan una función muy relevante sobre nuestro comportamiento. De modo que, si se detectan creencias limitantes en la persona, será conveniente realizar un trabajo de reestructuración cognitiva, que le permita obtener un concepto de si misma más cercano a la realidad.
La profecía autocumplida en el área educativa: Efecto Pigmalión
El efecto Pigmalión, también conocido como efecto Rosenthal, requiere de tres aspectos: creer firmemente en un hecho, tener la expectativa de que se va a cumplir y acompañar con mensajes que animen su consecución (Sánchez Hernández, M. y López Fernández, M. 2005).
El efecto Pigmalión se produce cuando los docentes esperan ciertos resultados en sus alumnos y, como consecuencia, alteran su comportamiento cuando se dirigen a ellos. Los alumnos perciben dichas expectativas depositadas sobre ellos y terminan rindiendo de la forma que se esperaba que lo hicieran.
Cabe señalar que, el efecto Pigmalión no es un acto deliberado por parte de los profesores de impulsar o dificultar el camino del alumnado. No obstante, este efecto es un ejemplo más del poder que tienen las expectativas en la conducta de las personas.
«Trata a una persona como es y permanecerá como es. Trata a una persona como puede ser y podría ser, y se convertirá en lo que puede y podría ser «. Stephen R. Covey