No todos los comportamientos en pareja tienen el mismo peso en el futuro de la relación. Hay cuatro comunicaciones conflictivas que, por su alto poder predictivo de ruptura, han sido denominadas «Los Cuatro Jinetes del Apocalipsis» en el ámbito de la terapia de pareja y las relaciones sanas.
El Desprecio: El Mayor Indicador de separación
Entre estas cuatro dinámicas perjudiciales, el desprecio es, sin duda, el mejor predictor de divorcio. Las parejas felices y estables simplemente no lo manifiestan. Su presencia es una señal de alerta máxima para la salud de la relación.
Crítica, Defensividad y Evasión: Presentes también en Parejas Estables, pero con Solución
Las otras tres actitudes como el criticismo, la actitud defensiva y la evasión también pueden aparecer ocasionalmente en relaciones sólidas. Sin embargo, la diferencia fundamental radica en que estas parejas funcionales priorizan la reparación. Utilizan el afecto, el humor y un interés genuino por entenderse para superar los baches y fortalecer su vínculo.
Entender y gestionar estas actitudes negativas es vital para construir una relación duradera y feliz. ¿Te gustaría saber más sobre cómo identificar y contrarrestar cada uno de estos «jinetes» en tu relación?
Las 4 conductas que destruyen el amor en la relación de pareja
Primer jinete: las críticas
Las relaciones de pareja, por su naturaleza, se componen de individuos con perspectivas, visiones del mundo y personalidades distintas. Por lo tanto, es completamente normal que surjan desacuerdos y diferencias en la interacción diaria.
Cuando surge un desacuerdo, a menudo aparece lo que conocemos como una queja. Se entiende por queja una objeción que se dirige directamente a la conducta específica de la otra persona. Sin embargo, si esa objeción se dirige a la esencia o la forma de ser de la otra persona (lo que se conoce como una atribución), entonces estamos hablando de una crítica.
Por lo tanto, una queja se refiere a una acción específica en la que crees que tu pareja ha errado. Por el contrario, la crítica es mucho más amplia e incluye comentarios negativos sobre su carácter o personalidad.
La crítica, es un comportamiento en el que se descalifica a la pareja, atribuyéndole fallos inherentes a su personalidad. Este tipo de conducta puede ser un factor que contribuya al desgaste en la relación.
La crítica puede manifestarse de diversas maneras:
Descalificaciones directas
Estas frases van directamente al ataque personal, minando la identidad o el valor de la otra persona.
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- «Eres inútil, nunca haces nada bien.»
- «Qué poco maduro eres, siempre actúas como un niño.»
- «Realmente eres una persona muy fría, no tienes sentimientos.»
Empleo de generalizaciones absolutas
Aquí, se utilizan palabras como «siempre» o «nunca» para crear una imagen distorsionada y negativa del comportamiento de la pareja.
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- «Nunca me escuchas cuando te hablo de algo importante.»
- «Siempre llegas tarde, no te importa mi tiempo.»
- «Nunca te acuerdas de las fechas importantes, eres un despistado.»
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Preguntas con doble intención
Estas son interrogantes que, en realidad, no buscan una respuesta, sino que esconden una acusación o un reproche.
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- «¿Por qué tienes que ser tan desordenada? No entiendo cómo puedes vivir así.»
- «¿Acaso no te importa lo que yo siento? Siempre haces lo que te da la gana.»
- «¿Por qué eres tan desconsiderada conmigo? ¿Es que te divierte hacerme daño?»
Censura global de la personalidad
Aunque cada observación individual pudiera parecer una queja aislada, la acumulación y la masividad de estas críticas se convierten en un rechazo total a todos los rasgos de la otra persona.
Segundo jinete: el desprecio
La falta de consideración o desprecio se manifiesta como una actitud, sea verbal o no verbal, que denota una escasa valoración o desdén hacia la otra persona. Sus expresiones son variadas, desde el rechazo directo y explícito con palabras, hasta gestos como gesticulaciones despectivas, la burla, o incluso la corrección pedante del habla de la pareja en medio de una discusión. Un ejemplo típico sería: durante una disputa acalorada, uno de los miembros de la pareja interrumpe para decir: «Se dice ‘hubo’, no ‘hubieron’. ¡Por favor, habla bien!».
El desprecio se intensifica a medida que se acumulan pensamientos negativos y resentimientos hacia la pareja, especialmente cuando las discrepancias no se resuelven de manera efectiva. Es en este terreno de conflictos persistentes donde es más probable que florezcan estas percepciones negativas.
Tercer jinete: la actitud defensiva
La actitud defensiva es aquella respuesta que la persona puede dar cuando se siente atacada por la pareja. En lugar de procesar una queja, comprender su origen y las emociones que la subyacen, quien se pone a la defensiva tiende a justificarse, a negar la realidad de los hechos, e incluso a culpar a la otra persona, adoptando un rol de víctima.
Esta postura implica una incapacidad para reconocer errores, un impulso a contraatacar, y una evasión de la responsabilidad en la dinámica del conflicto. De alguna manera, también significa invalidar o desestimar las percepciones y sentimientos del otro.
Por ejemplo,
– «Me molesta que hayas vuelto a cancelar un plan que teníamos tú y yo para irte con tus amigos».
– «Se me había olvidado porque tengo muchas preocupaciones últimamente ¿acaso no lo ves?», «Cuando a ti se te olvidan cosas yo no te lo reprocho ¿por qué no puedes entenderlo?».
Cuarto jinete: la actitud evasiva
Durante un desacuerdo en la pareja, es frecuente que una de las partes inicie las críticas. Frente a esto, la otra persona puede participar en la discusión de diversas formas para mostrar su presencia. Esto puede incluir respuestas verbales, sonidos de asentimiento, movimientos de cabeza o incluso inquietud corporal, todo lo cual indica que «está involucrada en la confrontación».
Sin embargo, si en algún momento una de las personas adopta una postura de inmutabilidad, se muestra indiferente, desvía la mirada o utiliza frases cortas y sin ninguna carga emocional acorde con la intensidad del momento, esto marca una «retirada» de la discusión. Es probable que esta conducta sea un intento de reducir su propia tensión emocional. No obstante, esta actitud suele exacerbar la frustración de la pareja, lo que la lleva a intensificar sus críticas y así se crea un ciclo perjudicial.
Bibliografía
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