A qué llamamos tristeza
La tristeza es una emoción natural, que junto con otras como la alegría, el enfado, etc. nos acompaña a lo largo de nuestro ciclo vital. A pesar de no ser una emoción cómoda, es necesaria y permite que nos adaptemos al medio. Las emociones nos ayudan a entender y a entendernos.
Tenemos un triple sistema de respuesta ante lo que ocurre, reaccionando de forma cognitiva, conductual y emocional. Los seres humanos necesitamos una reacción emocional coherente y sana para las situaciones de pérdida, decepción, etc.
A qué llamamos depresión
La depresión implica una afectación general del estado de la persona. Presenta una clínica en su mayor parte de tipo afectiva, presentando a su vez síntomas incluidos dentro de alteraciones del pensamiento (desesperanza, problemas de atención y memoria, falta de interés, etc.), alteraciones somáticas (alteraciones del sueño, cansancio, aumento o disminución del apetito, etc.), alteraciones de la conducta (aislamiento, dificultad para iniciar tareas, etc.).
Diagnostico de depresión
Criterios diagnósticos según la Clasificación de la American Psychiatric Association, quinta edición (DSM-5):
Cinco (o más) de los síntomas siguientes han estado presentes durante el mismo período de dos semanas y representan un cambio de funcionamiento previo; al menos uno de los síntomas es (1) estado de ánimo depresivo o (2) pérdida de interés o de placer.
(1) Estado de ánimo deprimido la mayor parte del día, casi todos los días, según se desprende de la información subjetiva o de la observación por parte de otras personas.
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(2) Disminución importante del interés o el placer por todas o casi todas las actividades la mayor parte del día, casi todos los días (como se desprende de la información subjetiva o de la observación)
(3) Pérdida importante de peso sin hacer dieta o aumento de peso, o disminución del apetito casi todos los días
(4) Insomnio o hipersomnia casi todos los días.
(5) Agitación o retraso psicomotor casi todos los días.
(6) Fatiga o pérdida de energía casi todos los días.
(7) Sentimiento de inutilidad o culpabilidad excesiva o inapropiada (que puede ser delirante) casi todos los días (no simplemente el autorreproche o culpa por estar enfermo).
(8) Disminución de la capacidad para pensar o concentrarse, o para tomar decisiones, casi todos los días (a partir de la información subjetiva o de la observación por parte de otras personas).
(9) Pensamientos de muerte recurrentes (no solo miedo a morir), ideas suicidas recurrentes sin un plan determinado, intento de suicidio o un plan específico para llevarlo a cabo.
- Los síntomas causan malestar clínicamente significativo o deterioro en lo social, laboral u otras áreas importantes del funcionamiento.
- El episodio no se puede atribuir a los efectos fisiológicos de una sustancia o de otra afección médica.
- El episodio de depresión mayor no se explica mejor por un trastorno esquizoafectivo, esquizofrenia, trastorno esquizofreniforme, trastorno delirante, u otro trastorno especificado o no especificado del espectro de la esquizofrenia y otros trastornos psicóticos.
- Nunca ha habido un episodio maníaco o hipomaníaco.
En este punto cabe plantear que los seres humanos somos complejos y diferentes entre nosotros, es por ello que de cara a un tratamiento psicológico se puede y debe ir más allá del diagnóstico. Éste es una etiqueta que ayuda a comunicarnos entre profesionales y a poder poner en un marco lo que le ocurre a la persona. A partir de ahí, la forma de manifestarse en unos y otros es muy variada y parte de ahí la relevancia de plantear un tratamiento individualizado a cada caso.
Diferencias entre tristeza y depresión
De manera resumida podemos decir que, en la tristeza, existe una causa desencadénate que ha generado la emoción negativa; en la depresión, en cambio, suele haber un origen multicausal y no siempre hay un factor desencadenante como tal.
Cuando se experimenta tristeza se puede presentar mayor dificultad para realizar algunas actividades de la vida diaria. Pero este rendimiento fluctúa a lo largo del día ya que se dan variaciones en el estado de ánimo que permiten a la persona tener alivios. Asimismo, si bien puede haber sintomatología concomitante a la tristeza (por ejemplo, ausencia de apetito) esta presenta una intensidad leve.
Cuando hay depresión, la dificultad de ajuste a la vida diaria es mucho mayor. La fluctuación en el ánimo no es tan frecuente y, cuando se da, tiende a ser más moderada.
Existe una variedad de síntomas que acompañan a la tristeza y que hacen que la persona presente una dificultad elevada para el ajuste al día a día.
Es importante señalar que lo anteriormente planteado tiene un valor orientativo, la evaluación de si tenemos un diagnóstico de depresión o estamos pasando por un episodio de tristeza deberá hacerla siempre un psicólogo o psiquiatra.