Introducción a la discapacidad intelectual
Las personas con discapacidad intelectual presentan una serie de déficits en las funciones intelectuales. Dentro de estas se pueden incluir:
- El razonamiento.
- La solución de problemas.
- La planificación.
- El pensamiento abstracto.
- La toma de decisiones.
- La capacidad de aprendizaje.
Asimismo, la persona con discapacidad intelectual encontrará déficits en su capacidad de adaptación, mostrando dificultades para alcanzar los estándares sociales y culturales que le permitan desarrollar tanto la independencia personal, como la responsabilidad social. Por lo tanto, cuando estas personas no cuentan con apoyos, los déficits en el funcionamiento adaptativo limitan su funcionamiento en actividades de la vida diaria. Entre otras, la comunicación, trabajar, la vida en casa, etc.
Ambos déficits, intelectuales y adaptativos, se inician en el periodo de desarrollo de la persona.
A la hora de valorar el nivel de gravedad de la discapacidad, se atiende al funcionamiento adaptativo de la persona. Cabe señalar que, anteriormente se valoraba la gravedad en función del nivel de Cociente intelectual que mostrara la persona. Sin embargo, actualmente se ha modificado el criterio, ya que, se considera que es el funcionamiento adaptativo de la persona el que realmente determina su afectación real.
Problemas de conducta y discapacidad intelectual
Los problemas de conducta tienen una incidencia elevada en personas con discapacidad intelectual. Es por ello que, adquiere mucha relevancia conocer las características de estas alteraciones del comportamiento.
Sin embargo, cabe señalar que no hay unos rasgos de personalidad ni unos comportamientos propios de la discapacidad intelectual. Cada persona es única y debe entenderse desde la misma complejidad que en aquellos casos donde no se presenta discapacidad.
Los problemas de conducta más frecuentes en la discapacidad intelectual son los siguientes:
- Conductas autoagresivas: Las autolesiones son aquellas conductas de agresión dirigidas hacia uno mismo. Por ejemplo, golpearse la cabeza contra una superficie, arañarse la piel, etc.
- Comportamientos heteroagresivos: Cuando las conductas agresivas se dirigen al exterior. Por ejemplo, morder, agarrar, gritar a otras personas, o bien, romper objetos.
- Patologías motoras: Estereotipias (por ejemplo, balanceo del cuerpo) o conductas extravagantes como gritar, reírse en un volumen muy elevado, etc.
Aspectos esenciales para la ayuda psicológica en la discapacidad intelectual
En primer lugar, para trabajar con personas con discapacidad intelectual es esencial tener una formación específica en este área. Esto es, realizar terapia psicológica en estos casos, requiere adquirir unas competencias concretas que permitan desarrollar un proceso de terapia eficaz.
Otro de los aspectos esenciales a tener en cuenta en la terapia psicológica con personas con discapacidad intelectual, es atender al denominado «eclipse de diagnóstico». Cabe señalar, que las personas con discapacidad intelectual presentan un riesgo mayor de presentar otros problemas de salud mental asociados. En ocasiones, los síntomas derivados de éstos, son considerados erróneamente como parte de la discapacidad intelectual. Debido a ello, no se atienden adecuadamente e incrementan el sufrimiento de estas personas.
Por último, siguiendo con el modelo de la AAIDD, la terapia psicológica con personas con discapacidad intelectual debe contemplar 5 puntos:
- La discapacidad intelectual genera unas dificultades en el funcionamiento adaptativo. Es por ello que, se deberá tratar de adaptar el contexto en el que se desenvuelven estas personas a las capacidades que cada uno tenga.
- Es importante la evaluación del rendimiento de la persona en los diferentes ambientes en los que desarrolla su vida.
- Por otro lado, se deben evaluar los déficits, así como, los puntos fuertes de estas personas. Ya que, a partir de estos últimos es posible disminuir las limitaciones que generan los déficits.
- Cabe señalar que, el hecho de evaluar los déficits deberá también dirigirse a poder identificar las necesidades de apoyo de estas personas.
- Por último, indican la posibilidad de conseguir una mejora en la capacidad de adaptación de estas personas.
Terapia psicológica para personas con discapacidad intelectual
A la hora de diseñar un tratamiento para un paciente con discapacidad intelectual, es esencial conocer cuáles son los deseos y necesidades de la persona en particular.
El objetivo principal es que logren una mejora en su calidad de vida y alcancen el mayor grado de autonomía posible.
Para ello, resulta esencial la implicación en terapia de la familia y entorno de la persona.
En cuanto a los problemas de comportamiento que pudieran manifestar estas personas, existe cada vez más consenso entre los profesionales de guiar las intervenciones desde el Modelo de Apoyo Conductual Positivo. Este modelo se basa en 4 puntos principales:
- Evaluación funcional: Implica conocer los antecedentes y consecuencias de las conductas problema.
- Crear entornos de apoyo: Diseñar un contexto que ayude a la persona a no generar conductas desajustadas. Por ejemplo, implementar rutinas.
- Entrenamiento de conductas alternativas: Las conductas problema cumplen una función en estas personas, por ejemplo, pellizcarse para reducir el malestar. Es por ello que, resulta esencial enseñarles conductas alternativas más adaptativas que les ayuden a no tener que recurrir a los comportamientos problema.
- Refuerzo positivo: Las conductas adaptativas o comportamientos positivos deben ser reforzados por el entorno de la persona. Un error habitual es centrar la atención en los disruptivos y que pasen desapercibidos los positivos.