¿Qué es la Bulimia Nerviosa? Síntomas y comportamientos
La bulimia nerviosa es un trastorno del comportamiento alimentario (TCA) que se caracteriza por la presencia de atracones seguidos de comportamientos para compensar el exceso de comida ingerida. Acompañando a estos comportamientos se encuentra un miedo intenso a engordar, el cual, genera un intenso malestar a la persona con bulimia nerviosa.
Para entender mejor esta enfermedad, es crucial conocer sus tres características principales:
- Atracones recurrentes: Ingesta de grandes cantidades de alimentos en un período corto de tiempo, junto con una sensación de pérdida de control sobre la ingesta. Los alimentos consumidos durante estos episodios suelen ser aquellos que la persona normalmente evita por el miedo a engordar. Estos episodios le producen gran vergüenza, por lo que los realiza en la intimidad e interrumpe si cree que puede ser vista.
- Conductas compensatorias o purgas: Son todas aquellas acciones dirigidas a «eliminar» lo que se ha ingerido en los atracones. La motivación principal por la que se llevan a cabo estas conductas es no engordar. Hay un amplio abanico de compensaciones, entre las que se encuentran el vómito autoinducido, el uso de laxantes o diuréticos, enemas, el ayuno y el ejercicio físico.
- La imagen corporal determina su autoestima: La percepción que la persona tiene de sí misma está fuertemente ligada a su peso y su figura corporal. En otras palabras, se otorga valor a partir de la valoración que hace de su cuerpo. Son frecuentes las comprobaciones o chequeos corporales constantes. Por ejemplo, mirarse en el espejo, probarse ropa de diferentes tallas o medirse partes del cuerpo. No obstante, hay personas con bulimia nerviosa que evitan mirarse, ya que les produce sentimientos muy desagradables.
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Impacto físico de la bulimia nerviosa
La bulimia nerviosa no solo afecta la salud mental, sino que también genera una serie de complicaciones que comprometen la salud física, suponiendo en ocasiones un riesgo para la vida de las personas que la sufren.
A continuación se exponen algunas de ellas, aunque la lista completa es mucho más extensa.
Alteraciones electrolíticas
Las personas que padecen bulimia nerviosa corren el riesgo de desarrollar desequilibrios electrolíticos. Estas alteraciones pueden ocasionar síntomas como debilidad muscular, fatiga extrema y complicaciones cardiacas. Estas personas pueden desarrollar arritmias cardíacas, insuficiencia cardíaca, llegando en ocasiones a la muerte súbita.
Deshidratación severa
El uso habitual de métodos de purga (como vómitos o laxantes) puede derivar en una deshidratación severa, comprometiendo el equilibrio de fluidos y electrolitos en el cuerpo.
Daños en el sistema digestivo y la salud bucodental
El constante contacto con los ácidos gástricos como consecuencia del vómito provoca un deterioro significativo en la salud oral y digestiva:
- Erosión dental: El esmalte dental se desgasta, lo que incrementa la sensibilidad dental y el riesgo de caries, además de alterar la forma y la estética de los dientes.
- Inflamación de garganta: La garganta puede sufrir una inflamación crónica y dolor, lo que causa incomodidad constante.
- Problemas respiratorios: Las lesiones en el esófago, resultado de la irritación por el vómito, pueden dificultar la respiración.
- Trastornos gastrointestinales: La práctica de purgas se asocia con el desarrollo de reflujo ácido crónico y otras afecciones gastrointestinales.
Las consecuencias psicológicas de la bulimia nerviosa
Síntomas depresivos:
Un porcentaje significativo de los pacientes bulímicos manifiesta sintomatología depresiva. Es habitual que estas personas convivan con sentimientos intensos de tristeza, desesperanza y pérdida de interés en actividades que antes disfrutaban.
Inestabilidad emocional:
Las personas con trastornos alimentarios enfrentan preocupaciones constantes relacionadas con su alimentación, apariencia física y la percepción que creen proyectar en los demás. Estas inquietudes persistentes, junto con las consecuencias de su condición, crean un estado de estrés crónico.Este estrés continuo afecta profundamente su bienestar psicológico, resultando en una notable inestabilidad anímica. El miedo, la ansiedad y la culpa se convierten en compañeros diarios, provocando fluctuaciones emocionales intensas y dificultando el manejo de las situaciones cotidianas. La mente y el cuerpo se encuentran en un estado de alerta constante, lo que deteriora la calidad de vida y las relaciones con los demás.
Dificultades interpersonales:
Con frecuencia se encuentran dificultades en el área de las relaciones interpersonales, las cuales, les llevan a situaciones de aislamiento o conflicto. Estas dificultades están a menudo originadas por el miedo ser juzgadas, la vergüenza o la irritabilidad. Por ejemplo, una persona con bulimia nerviosa no quiere quedar con sus amistades porque cree que ha engordado y van a juzgarla muy negativamente.
Ansiedad:
La bulimia nerviosa está asociada a altos niveles de ansiedad. Esta ansiedad no se limita a los momentos previos o posteriores a los atracones; si no que es consecuencia de una preocupación constante y profunda relacionada con la figura corporal y la comida.
Abuso de sustancias:
El consumo habitual de sustancias es frecuente en este trastorno. Muchas personas recurren al alcohol u otras drogas como una forma de automedicación para lidiar con los sentimientos de ansiedad, depresión o vergüenza asociados a la bulimia nerviosa. El alcohol es la sustancia que más habitualmente se consume.
Autoestima dañada:
Una característica central en los trastornos alimentarios es la insatisfacción crónica con el propio cuerpo, que se convierte en la principal fuente de valor personal. Las personas que sufren esta condición otorgan un valor desproporcionado a su apariencia física y basan su autoestima exclusivamente en cómo se perciben en este aspecto. Como resultado, la autoevaluación se distorsiona significativamente, llevando a una percepción profundamente negativa de sí mismas. El área física se convierte en el único referente relevante para su valía, mientras que otros aspectos cruciales de su identidad (como el bienestar psicológico, las relaciones interpersonales, los logros académicos o el desempeño laboral) pierden relevancia. Su sentido del yo y sus logros se evalúan únicamente a través del filtro de su imagen corporal, lo que genera una vulnerabilidad extrema y un ciclo de autoexigencia y autocrítica.
¿Qué causa la bulimia nerviosa? Entendiendo los factores de riesgo
La investigación en salud mental ha revelado que la bulimia nerviosa es una patología de origen multifactorial. Su desarrollo no se debe a una única causa, sino a la interacción compleja de factores psicológicos, sociales y biológicos que, en conjunto, crean un terreno propicio para su manifestación.
En otras palabras, ningún factor presentado de manera aislada basta para explicar el desarrollo del trastorno. La vulnerabilidad biológica de una persona, junto con la exposición a factores de riesgo (como sucesos traumáticos o un entorno social juicioso con el cuerpo) y la falta de elementos protectores, puede desencadenar la enfermedad.
Factores psicológicos
A nivel individual, la etiología de la bulimia nerviosa se asocia a diversos factores psicológicos. Entre ellos, destaca la baja autoestima y una profunda insatisfacción con la imagen corporal. Además, se observa una alta prevalencia de antecedentes de dietas restrictivas y la exposición a experiencias traumáticas, no necesariamente relacionadas con el aspecto físico. Es común la presencia de creencias distorsionadas en torno a la imagen corporal, donde la delgadez se asocia con el éxito y el control, y el sobrepeso se equipara a la enfermedad o la falta de autocontrol. Estas creencias pueden ser reforzadas por la vivencia de críticas o burlas sobre el peso, ya sea de forma directa o indirecta, como al observar a un familiar con quejas constantes sobre su propio cuerpo.
Factores sociales y ambientales
La exposición a burlas o comentarios despectivos sobre el peso en el pasado constituye un factor de riesgo significativo.
En el ámbito familiar, la existencia de antecedentes de trastornos alimentarios en figuras de referencia o un énfasis excesivo en la apariencia física puede moldear de forma perjudicial la percepción que el individuo tiene de sí mismo. Asimismo, la dinámica familiar puede ser un factor determinante tanto las expectativas excesivamente bajas como las exigencias de perfección inasumibles por parte de las figuras de referencia pueden influir en la vulnerabilidad de la persona para desarrollar el trastorno.
Bibliografía
American Psychiatric Association. Diagnostic and Statistical Manual of Mental Disorders, Fifth Edition (DSM-5). Arlington, VA: American Psychiatric Association; 2013.
Fairburn CG, Harrison PJ. Eating disorders. Lancet. 2003 Feb 1;361(9355):407-16.