¿Qué es la Agorafobia?
La agorafobia se puede describir como un miedo al miedo mismo. Las personas con agorafobia temen aquellas situaciones que pueden generarles sensaciones de ansiedad, así como las reacciones fisiológicas que acompañan este miedo, como el temor a sufrir consecuencias graves, como la muerte. Entre los miedos más comunes de quienes padecen agorafobia están el temor a experimentar una crisis de pánico, desmayarse, sufrir un infarto, perder el control, volverse loco, hacer el ridículo o incluso ahogarse.
En la agorafobia los síntomas aparecen en determinados lugares o situaciones donde huir puede ser complicado o incómodo, o donde, en caso de experimentar una crisis de angustia, no se tenga acceso a ayuda inmediata. Este miedo suele llevar a la evitación de estos escenarios.
La agorafobia suele desarrollarse a raíz de episodios de pánico inesperados, que pueden surgir durante la rutina diaria o en situaciones que, a simple vista, no parecen generar estrés. No obstante, investigaciones indican que estas crisis tienden a presentarse con mayor frecuencia en escenarios típicos de la agorafobia. Con el tiempo, la repetición de estos episodios provoca un estado de ansiedad persistente y una preocupación constante por el bienestar personal.
Esto puede llevar a temores exagerados sobre sufrir enfermedades graves o a la aparición de síntomas físicos sin una causa médica clara. Además, las personas afectadas suelen ser especialmente sensibles a los efectos secundarios de los tratamientos, lo que las impulsa a buscar asistencia médica con frecuencia, incluyendo visitas recurrentes a emergencias.
Síntomas presentes en la Agorafobia
Los síntomas que suelen presentarse son los característicos de la ansiedad e incluyen:
- Mareos o inestabilidad.
- Náuseas o malestar estomacal.
- Sensación de presión en el pecho.
- Hormigueo o debilidad en extremidades.
- Dificultad para respirar o sensación de asfixia.
- Latidos acelerados o palpitaciones.
- Temblores y sudoración excesiva.
- Molestias digestivas o necesidad urgente de orinar o evacuar.
- Sensación de desconexión con uno mismo o con el entorno (despersonalización o desrealización).
- Pensamientos de perder el control, desmayarse o incluso morir.
¿Cómo afronta la persona con Agorafobia los síntomas de ansiedad?
Wells (2005) describe las interpretaciones erróneas y las conductas de seguridad o evitación asociadas a los síntomas comunes de una crisis de pánico. Durante un ataque de pánico, las personas suelen interpretar de manera catastrófica las sensaciones físicas, lo que las lleva a realizar ciertas conductas para sentirse más seguras o evitar lo que creen que es una amenaza inminente.
Taquicardias, opresión torácica, despersonalización
Por ejemplo, cuando experimentan palpitaciones, las personas a menudo temen que estén sufriendo un ataque al corazón, lo que provoca que intenten relajarse, se sienten o eviten el ejercicio físico.
A su vez, la opresión en el pecho se interpreta como una señal de muerte inminente, lo que genera la necesidad de sentarse y evitar el esfuerzo físico. Las sensaciones de irrealidad o desconexión del entorno son vistas como la posibilidad de volverse loco o perder el control, lo que lleva a la persona a intentar controlar sus pensamientos, hacer comprobaciones o asegurarse de tener vías de escape.
Dificultad respiratoria, atragantamiento, mareos e inestabilidad
Si la persona siente ahogo o dificultad para respirar, puede interpretar esto como asfixia, lo que la lleva a respirar profundamente, sentarse cerca de una ventana o llevar caramelos de menta para aliviar la sensación. La sensación de atragantamiento también es común, y el temor a asfixiarse lleva a muchas personas a llevar una botella de agua o provocarse la tos.
Cuando se experimentan mareos o inestabilidad, la persona puede temer desmayarse, lo que provoca que controle su respiración, se siente o busque apoyo en objetos o personas cercanas. Además, si la visión borrosa ocurre, es frecuente que las personas interpreten esto como la posibilidad de quedar ciegas o sufrir un derrame cerebral, por lo que suelen comprobar su visión o usar gafas de sol para protegerse.
Finalmente, los temblores en las piernas son interpretados como un indicio de desmayo o caída, lo que lleva a la persona a apretar las piernas cuando está de pie, caminar cerca de las paredes o usar zapatos planos para evitar caídas. Estas conductas de seguridad reflejan cómo las personas con pánico intentan manejar las intensas sensaciones físicas y sus interpretaciones erróneas, buscando controlar la ansiedad y sentirse más seguras.
Este análisis de los síntomas de pánico y las conductas de evitación ayuda a entender mejor cómo las crisis de pánico afectan a quienes las experimentan, y cómo reconocer estos patrones puede ser crucial para el tratamiento y manejo de los ataques de pánico.
Ansiedad adaptativa VS ansiedad patológica. ¿Cuál es la diferencia?
Todas las personas experimentamos síntomas de ansiedad en momentos de nuestras vidas. Es por ello que, resulta conveniente distinguir la ansiedad adaptativa de la patológica. En el caso de la Agorafobia, los síntomas se corresponderían con los de ansiedad patológica.
La ansiedad adaptativa y la patológica son dos manifestaciones del miedo o inquietud que se experimentan frente a diferentes situaciones, pero se diferencian por su intensidad, impacto y función.
La ansiedad adaptativa actúa como un mecanismo de protección ante las amenazas cotidianas. Es una respuesta que se activa ante situaciones específicas del entorno, ayudando al individuo a adaptarse a ellas. Este tipo de ansiedad favorece la adaptación, optimizando el rendimiento de la persona al mantener una intensidad leve y con un menor impacto físico. En general, no requiere intervención psicológica, ya que no interfiere significativamente en la vida diaria.
Por otro lado, la ansiedad patológica puede obstaculizar una respuesta adecuada ante situaciones cotidianas, ya que su intensidad es desproporcionada en relación con el estímulo que la desencadena. Este tipo de ansiedad no facilita la adaptación al entorno, sino que, al contrario, reduce el rendimiento de la persona. Los síntomas son mucho más intensos y tienen un mayor impacto físico, lo que puede afectar la calidad de vida. En estos casos, la intervención psicológica es necesaria para manejar y tratar la condición de manera efectiva.
¿Cómo se producen los síntomas de ansiedad en la agorafobia?
Cuando el cerebro interpreta una situación como amenazante, pone en marcha un mecanismo de defensa mediante su sistema de alerta. Esto desencadena la activación del Sistema Nervioso Simpático, provocando una serie de reacciones físicas que preparan al organismo para responder al posible peligro.
Entre estos cambios se encuentran:
• La liberación de adrenalina y noradrenalina, lo que genera sensaciones de nerviosismo e inquietud.
• Un aumento en la frecuencia y fuerza de los latidos del corazón, lo que mejora el suministro de sangre a los músculos, facilitando la respuesta de lucha o huida.
• Hiperventilación, que incrementa la cantidad y velocidad de la respiración, elevando el oxígeno en la sangre y produciendo sensaciones internas notables.
• Redistribución de la sangre hacia las zonas del cuerpo donde se necesita más, dejando menos en otras áreas, como en las manos, lo que puede provocar temblores o hormigueo.
• Dilatación de las pupilas, que permite detectar mejor cualquier estímulo potencialmente peligroso, aunque también puede alterar la percepción del entorno.
• La experiencia del miedo, que motiva una respuesta instintiva de huida para buscar seguridad.
Bibliografía
Bados, A. (1997). Técnicas de intervención en agorafobia. Ansiedad y Estrés, 3, 339-358.