¿Qué es un trastorno de la personalidad?
Los Trastornos de la Personalidad se definen como un patrón estable de experiencia interna y de conducta, el cual, se aleja de las expectativas culturales de la persona.
El patrón desajustado se produce en al menos dos de las siguientes áreas:
- Pensamiento: por ejemplo, en la manera distorsionada que tiene el individuo de evaluarse a si mismo y a su entorno.
- Control de los impulsos: la persona puede encontrar dificultades crónicas en cuanto al manejo del comportamiento impulsivo.
- Afectividad: por ejemplo, manifestando una labilidad emocional permanente o una intensidad excesiva.
- Actividad interpersonal: entendida desde la manera en la que se relaciona con otras personas, así como, en el manejo de las situaciones sociales.
Dicho patrón permanente de experiencia interna y comportamiento es inflexible. Es decir, se generaliza a una amplia gama de situaciones, no siendo adaptado por la persona a las demandas de cada contexto.
Todo ello, le provoca un malestar clínicamente significativo, o bien, produce un deterioro en sus diferentes áreas vitales (por ejemplo, laboral, de pareja etc.).
¿Cuáles son los síntomas del trastorno límite de la personalidad?
El Trastorno Límite de la Personalidad (TLP) consiste en un patrón persistente de inestabilidad. Dicha inestabilidad se presenta en la percepción que tiene la persona de sí misma, en cómo percibe a los demás y en su vivencia emocional.
El TLP debuta al comienzo de la etapa adulta y sus características clínicas se generalizan a diferentes contextos y situaciones.
De manera concreta, la persona puede encontrar las siguientes dificultades:
- Realiza esfuerzos constantes para evitar el abandono real o imaginado de las personas de su entorno.
- Vivencia las relaciones interpersonales de manera inestable e intensa. Es decir, percibe a las personas en los extremos de idealización y devaluación.
- El concepto que tiene de si mismo presenta elevada inestabilidad, provocando una alteración de la identidad.
- Presenta comportamientos impulsivos, los cuales, conllevan la asunción de un riesgo elevado. Por ejemplo, conducción temeraria, compras compulsivas, etc.
- Incurre en amenazas frecuentes de suicidio o comportamientos autolesivos recurrentes.
- Inestabilidad emocional intensa.
- Sensación crónica de vacío.
- Respuestas de enfado no coherentes o dificultad para manejar la ira, lo cual, le puede llevar a peleas físicas.
- Cuando la persona se encuentra bajo mucho estrés, puede presentar ideas paranoides transitorias o sintomatología disociativa grave.
Problemas asociados al Trastorno límite de la personalidad
Es habitual que una persona con Trastorno límite de personalidad, pueda presentar de manera comórbida otras alteraciones psicológicas. En terapia, es fundamental realizar una exhaustiva evaluación para conocer cuáles son las problemáticas que presenta el paciente. Frecuentemente, estas alteraciones psicológicas enmascaran el Trastorno límite de la personalidad. Como consecuencia, únicamente se atiende al resto de problemáticas psicológicas, pasando inadvertida la clínica del Trastorno límite de personalidad. Debido a ello, resulta complicado que consiga una mejora a partir del tratamiento psicológico.
Entre las alteraciones psicológicas más frecuentemente asociadas al TLP encontramos las siguientes:
- Trastorno depresivo.
- Trastorno bipolar.
- Trastorno de ansiedad.
- Trastorno de la conducta alimentaria.
- Trastorno por consumo de sustancias.
El riesgo de suicidio en estos pacientes presenta una incidencia elevada. Cabe señalar que, este riesgo es más elevado en adultos jóvenes y va decreciendo de manera gradual conforme avanzan los años.
¿Puede mejorar una persona con un Trastorno límite de la personalidad?
La mejora en los casos de diagnóstico de TLP es posible. Asimismo, se ha observado que esta problemática tiende a estabilizarse cuando las personas se encuentran en la mediana edad. Por el contrario, resulta más complicada de manejar en la adultez temprana.
La terapia psicológica individual constituye un recurso eficaz para la mejora en la sintomatología de estos pacientes. Entre los puntos centrales del tratamiento psicológico se encuentran los siguientes:
- Eliminar comportamientos de riesgo.
- Modificar aquellas conductas que impactan de manera negativa en la calidad de vida de estas personas.
- Aprender a gestionar la inestabilidad en el estado de ánimo, desarrollando habilidades de regulación emocional.
- Desarrollar habilidades psicosociales que le permitan adaptarse o modificar el entorno.