Cómo se vive la muerte: Perspectivas sanas y patológicas
La muerte forma parte de la vida, conformando una realidad inevitable para todos los seres humanos. Como señalan Tomer, Eliason y Wong (2008), la percepción de la muerte es algo personal y su significado influye en la forma en que cada individuo experimenta la vida.
Puede ser habitual, que la personas vivan esta realidad con cierto temor e intranquilidad, sin ocasionarles un malestar elevado que afecte a su vida cotidiana. Sin embargo, en otras personas el temor a la muerte no se vivencia de manera leve y pasajera, sino que adquiere una forma muy invasiva de expresarse. En estos casos, el miedo a la muerte se conoce como tanatofobia.
Desde la psicología, cuando se ha abordado el concepto de la muerte, normalmente se ha centrado en personas que atraviesan la etapa del final de sus vidas. Es el caso, por ejemplo, de adultos mayores o de aquello que enfrentan enfermedades terminales.
Sin embargo, la aceptación de la muerte y del proceso de morir no siempre ocurre únicamente en la última etapa de la vida. Está el caso de aquellas personas a las que les resulta difícil enfrentar la idea de irse al otro mundo, no llegando a aceptarla de manera sana.
¿Qué es la tanatofobia? Conoce cómo se expresa
La tanatofobia se caracteriza por un temor intenso, persistente e irracional ante cualquier aspecto relacionado con el fallecimiento (DSM-IV-TR, APA, 2004). Al igual que en otros trastornos fóbicos, quienes padecen esta condición pueden experimentar ataques de ansiedad cuando se enfrentan a situaciones que evocan la muerte, como asistir a funerales, ver ataúdes o simplemente hablar del tema. Por esta razón, muchas personas con tanatofobia tienden a evitar estos estímulos o los enfrentan con un profundo malestar emocional
En estos casos, es imprescindible hablar de la tanatofobia, que, según Sadock (2011), Borda (2011) y Grau (2008), se describe como un temor intenso y persistente hacia cualquier situación que involucre la muerte, el proceso de agonía, la pérdida de seres queridos, el envejecimiento o la sensación de vulnerabilidad. Este miedo puede generar en la persona una percepción constante de amenaza sobre su propia existencia.
Borda (2011) también destaca que la tanatofobia, al igual que otras fobias, desencadena respuestas de ansiedad inmediatas cuando el individuo se enfrenta a estímulos relacionados con la muerte, pudiendo incluso derivar en ataques de pánico. Este tipo de miedo a la muerte se presenta con mayor frecuencia en personas que están en la última etapa de su vida o que han sido diagnosticadas con enfermedades incurables. Algunos de los síntomas más comunes incluyen aumento del ritmo cardíaco, sudoración excesiva, dificultad para dormir y palpitaciones.
Viktor Frankl y su visión sobre la muerte
La muerte es la última experiencia a la que todo ser humano debe enfrentarse, y su significado puede variar enormemente de una persona a otra. Un aspecto clave que influye en esta percepción son las creencias religiosas y espirituales de cada individuo. Por ello, cuando alguien se acerca al final de su vida, es esencial que pueda expresar sus deseos sobre cómo quiere vivir sus últimos momentos, qué espera de su despedida y qué sentido le otorga a su existencia en ese tramo final. Sin embargo, esto no siempre es posible.
De acuerdo con Frankl, la muerte posee tres características fundamentales:
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Limitación temporal: La vida humana tiene un tiempo determinado, y cada persona cuenta con una cantidad finita de años.
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Carácter finito: La existencia no es infinita, lo que significa que todo ser humano, inevitablemente, llega a su fin.
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Irreversibilidad: Una vez que el fallecimiento ocurre, no hay posibilidad de retroceder ni de evitar su desenlace. Por más que se intente resistir, cuando llega, es definitiva.
Miedo intenso a la muerte y ansiedad
Las personas que sufren de tanatofobia a menudo experimentan síntomas de ansiedad de manera comórbida.
La ansiedad se define como la anticipación de una posible amenaza futura, lo que puede llevar a conductas de precaución o a la evitación de situaciones y objetos que generan malestar. En este sentido, resulta frecuente observar en personas con miedo intenso a la muerte un abanico de conductas de protección y comprobación. Por ejemplo, llamar por teléfono al ser querido de forma insistente por temor a que le haya ocurrido algo.
Asimismo, diferentes autores concluyen que lo que realmente inquieta al ser humano no es tanto la muerte en sí, sino la anticipación del sufrimiento emocional que traerá consigo la pérdida de un ser querido. Las personas temen por cómo podrán afrontar la ausencia y lidiar con el vacío que deja esa persona en sus vidas. Más que el miedo a irse, lo que se teme es el sentimiento de soledad, la frustración de no saber cómo gestionar la tristeza y, en ocasiones, el enfado hacia el fallecido, por haberles dejado solos.
Por todo ello, es recomendable permitirse hablar sobre los miedos asociados a la muerte y hacer un trabajo personal hacia la aceptación saludable de la misma. Por el contrario, cuando se trata de negar o apartar, el temor se hace más invasivo y dificulta la correcta gestión emocional.
Bibliografía
Borda Mas, M., Pérez San Gregorio, M. Ángeles, & Avargues Navarro, M. L. (2011). Tratamiento cognitivo-conductual en un caso de fobia a la muerte. Análisis y Modificación de Conducta, 37(155-156). https://doi.org/10.33776/amc.v37i155-156.1320