Definición de autolesión no suicida
La autolesión no suicida (ANS) hace referencia al daño deliberado y autoinflinjido que una persona se genera en la superficie de su cuerpo, sin que exista la intención de acabar con su vida. Cabe señalar, que no se considera ANS a aquellas conductas que implican lesiones producidas de forma indirecta (por ejemplo, la restricción alimentaria o el consumo de sustancias), ni aquellas prácticas que cuentan con aceptación social (por ejemplo, la autolesión realizada en el marco de rituales religiosos).
En los últimos años, se ha observado un aumento de esta conducta, especialmente entre adolescentes y adultos jóvenes, lo que ha despertado un creciente interés dentro de la comunidad científica. Como respuesta a esta preocupación, la quinta edición del Manual Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales, reconoció la problemática de ANS como una condición que requiere de una mayor atención e investigación.
En un inicio, se sostenía la creencia de que las personas que se autolesionaban solían padecer un trastorno mental grave. Frecuentemente, este se asociaba a vivencias de abuso sexual dentro del contexto familiar. Sin embargo, a partir de los años 90 comenzaron a reportarse casos de autolesión en pacientes que no habían sufrido tales agresiones y llevaban una vida relativamente funcional.
Dado que puede acarrear diversas consecuencias perjudiciales, como lesiones físicas, infecciones, ingresos hospitalarios e incluso la muerte accidental, no cabe duda de que nos encontramos frente a un importante problema de salud pública.
“El suicidio es una solución permanente a un problema temporal mientras que la automutilación es una solución temporal a un problema permanente” (Muñoz Algar, 2016).
Criterios diagnósticos para la autolesión no suicida según el DSM-5
A. En al menos 5 días del último año, el individuo se ha infligido intencionalmente lesiones en la superficie corporal del tipo que suelen
producir sangrado, hematoma o dolor (p.ej., cortar, quemar, pinchar, golpear, frotar en exceso), con la expectativa de que la lesión sólo
conllevará un daño físico leve o moderado (es decir, no hay intención suicida)
B. El individuo realiza comportamientos autolesivos con una o más de las siguientes expectativas:
- Para aliviar un sentimiento o estado cognitivo negativo.
- Para resolver una dificultad interpersonal.
- Para inducir un estado de sentimientos positivos.
C. Las autolesiones intencionadas se asocian con al menos una de las siguientes:
- Dificultades interpersonales o sentimientos o pensamientos negativos, tales como la depresión, la ansiedad, la tensión, el enfado, el
sufrimiento generalizado o la autocrítica, que tienen lugar en el período inmediatamente anterior al acto autolesivo. - Un periodo de preocupación con el comportamiento que se pretende realizar que es difícil de controlar y que aparece antes de realizar
el acto. - Pensamientos acerca de autolesionarse que aparecen frecuentemente, incluso cuando no se actúan.
D. El comportamiento no está aceptado socialmente (p.ej., piercings, tatuajes, parte de un ritual religioso o cultural), y no se limita a
arrancarse una costra o morderse las uñas.
E. El comportamiento o sus consecuencias provocan malestar clínicamente significativo o interfieren con las áreas interpersonales, académica u otras áreas importantes de funcionamiento
F. El comportamiento no aparece exclusivamente durante los episodios psicóticos, el síndrome confusional, la intoxicación por sustancias o la abstinencia de sustancias. En individuos con un trastorno del neurodesarrollo, el comportamiento no es parte de estereotipias repetitivas.
El comportamiento no se explica mejor por otro trastorno mental o afección médica (p.ej., trastorno psicótico, trastorno del espectro
autista, discapacidad intelectual, síndrome de Lesch-Nyhan, trastorno de movimientos estereotipados con comportamiento autolesivo,
tricotilomanía, trastorno de excoriación
¿Cuál es la relación entre las autolesiones y padecer un Trastorno mental?
Existe consenso en afirmar que la presencia de autolesiones no suicidas (ANS) no implica necesariamente que exista un diagnóstico subyacente.
No obstante, existen ciertos trastornos mentales en los que con mayor frecuencia se encuentra la presencia de ANS. Por ejemplo, los trastornos alimentarios, los relacionados con el consumo de sustancias o los trastornos depresivos y de ansiedad. Cabe destacar, entre todas las problemáticas el trastorno límite de la personalidad (TLP).
Algunos investigadores, han intentado clasificar a las personas que se autolesionan en distintos subgrupos. Klonsky y Olino identificaron cuatro perfiles:
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Personas que experimentan con la ANS de forma esporádica y presentan escasos síntomas clínicos.
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Individuos que comienzan a autolesionarse a edades tempranas. Estas personas recurren a la ANS con mayor frecuencia, utilizando métodos como morderse, pellizcarse o golpearse.
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Sujetos con altos niveles de ansiedad u otros síntomas adversos, que recurren a distintas formas de autolesión, motivados tanto por razones personales como sociales.
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Personas con síntomas psiquiátricos severos, que se autolesionan principalmente mediante cortes, motivados sobre todo por razones internas, y que muestran menor impulsividad en sus conductas, lo que sugiere una mayor planificación.
Relación entre las autolesiones y rasgos de la personalidad
Distintos estudios han identificado ciertos rasgos de personalidad vinculados con la ANS. En primer lugar, existe un respaldo creciente a la idea de que la tendencia a experimentar emociones negativas con intensidad, junto con dificultades para regular esas emociones, son factores clave en la aparición de estas conductas.
Desde esta perspectiva, algunos autores han desarrollado modelos explicativos de la ANS basados en la desregulación emocional, en los cuales se plantea que quienes se autolesionan lo hacen como una forma de lidiar con emociones negativas frecuentes e intensas, y con una baja tolerancia a estas.
En segundo lugar, el autodesprecio ha sido identificado como otro rasgo relevante, ya que niveles elevados de rechazo hacia uno mismo parecen estar relacionados con la autolesión como forma de castigo o expresión de ira autodirigida.
Por último, la impulsividad ha sido estudiada como un tercer factor de personalidad vinculado a la ANS, aunque los resultados no son del todo consistentes. Si se considera la impulsividad como un rasgo complejo, compuesto por varias dimensiones, se ha encontrado que la “urgencia” (es decir, la dificultad para resistir impulsos cuando se experimentan emociones negativas) es el componente más relacionado con la autolesión.
Bibliografía
Faura-Garcia, Juan, Calvete Zumalde, Esther, & Orue Sola, Izaskun. (2021). Autolesion no suicida: conceptualización y evaluación clínica en población hispanoparlante. Papeles del Psicólogo, 42(3), 207-214. Epub 06 de junio de 2022.https://dx.doi.org/10.23923/pap.psicol.2964