Vienen fechas navideñas y con ellas escenarios a veces complicados cuando se está padeciendo una problemática de salud mental o cuando se está atravesando un momento complicado a nivel personal.
Cada caso es único y en terapia se debe hacer una correcta evaluación para conocer las características propias que adquiere la problemática en esa persona y poder asesorar a su entorno cuando la situación así lo requiere.
No obstante, el fin de este artículo es arrojar algo de luz sobre algunas problemáticas y situaciones complejas por las que pueden estar atravesando personas de nuestro alrededor y conocer de manera general formas de actuación con ellas.
Navidad y las problemáticas de alimentación
Para una persona que está padeciendo una problemática de alimentación estas fechas se convierten en una fuente de estrés importante.
Muchos planes giran en torno a una mesa con comida y la frecuencia de estos planes es bastante superior a la que suele haber el resto del año. Todo ello puede desencadenar en un incremento de la sensación de pérdida de control habitual en cuanto a la comida y causar un aumento de conductas compensatorias (vómitos, laxantes, diuréticos, saltarse comidas y un largo etc.)
Pautas generales de actuación para familiares y amigos
- Intenta no dirigir la atención a lo que esa persona está comiendo:” ¿Está bueno?”, “¿Te está gustando?”
- No hagas comentarios valorando cuánto ha comido: “qué poquito has comido”, “¿no tienes más hambre?”, “cómo te has puesto”.
- Especial cuidado con comentarios sobre el físico: “Qué delgadito/a estás” “has cogido algo de peso y te veo estupendo/a”.
- No cojas comida de su plato ni le eches del tuyo para que pruebe.
Navidad y duelo, despido laboral o cualquier otra situación vital estresante
Trata los temas íntimos de las personas con especial cuidado, en especial, cuando no existe una relación muy cercana.
Cuando nos cuentan una situación personal difícil, no deberíamos elaborar las preguntas desde la curiosidad, si no desde el afecto.
¿Cuál es la diferencia? Desde la curiosidad, preguntamos sin tener demasiado en cuenta la reacción que puede desencadenar en esa persona, nos importa principalmente la información. Desde el afecto, mostramos interés sobre la persona y su situación, a la vez que damos un soporte con el que se pueda ver arropada.
Imaginemos que un familiar al que no vemos mucho nos cuenta que le han despedido del trabajo y nuestra reacción es ¿Y qué vas a hacer ahora? Quizás la persona todavía no tiene una respuesta, quizás le agobia pensar en ello, quizás no está preparada para hablarlo o quizás no esté cómoda hablándolo con nosotros. Es por ello que, con temas íntimos sea recomendable que la otra persona dirija la conversación y nosotros recojamos las pistas de hasta dónde quiere contar.
Una forma de responder ante este tipo de cuestiones es manifestando que lo sentimos y preocupándonos por cómo se encuentra.
No se trata de hacerlo perfecto, a veces no sabemos cómo actuar y en otras ocasiones sabiendo cómo proceder, nos equivocamos. No se trata de hacer las Navidades alegres para estas personas, hacer que disfruten o que se olviden de sus problemas, porque no está en nuestra mano. Se trata de acercarnos a la gente con algo más de cuidado, en Navidad y el resto del año.