El suicidio es la consecuencia un proceso, en el que se da una interacción compleja de distintas variables dentro de cada persona. La investigación acerca de esta problemática ha permitido conocer los factores que predisponen, precipitan y protegen la conducta suicida, así como, la manera de prevenir e intervenir en este tipo de casos.
Sin embargo, en ocasiones siguen presentes falsas creencias en torno al suicido. A continuación, se señalarán siete de estos falsos mitos.
7 MITOS SOBRE EL SUICIDIO
- La persona que quiere acabar con su vida no lo dice: Es habitual que la persona manifieste a su entorno (de manera más o menos clara) la intención de quitarse la vida.
- Quien se suicida quiere morir: Nadie quiere morir. El suicidio ocurre cuando la persona lo identifica como la única solución para dejar de sufrir.
- “Fue valiente y se suicidó” o “Fue cobarde y se quitó la vida”: Con estas afirmaciones se está juzgando a partir de creencias personales a una persona que sufre. Entre los factores de riesgo para llevar a cabo una conducta suicida no se han encontrado ni la cobardía ni la valentía. El suicidio es multicausal y, ni define ni quita o añade valor a la persona.
- Hablar sobre el suicido incita a llevarlo a cabo: Hablar sobre el suicidio alivia y facilita que la persona pida ayuda.
- Quien habla acerca de suicidarse lo hace para llamar la atención: No por ello es menos probable que ocurra. Como se ha comentado en el punto 1, la mayoría de las personas que se terminan quitando a vida habían expresado el deseo de hacerlo.
- Solo se suicidan las personas que sufren algún trastorno mental: A pesar de ser un factor de riesgo padecer algún trastorno mental (por ejemplo el diagnóstico de depresión), no toda persona que se suicida tiene una patología.
- Cuando tras una crisis suicida percibimos una mejoría en la persona, el riesgo de suicidio ha remitido: Cuando hay una mejora en el estado de ánimo sin que venga acompañada de una causa razonable, debe extremarse la vigilancia porque es probable que la persona haya tomado la decisión y vaya a llevar a cabo la conducta.
Fuente: www.apsas.org
SEÑALES DE ALERTA EN EL SUICIDIO
Cuando tenemos en nuestra familia o entorno cercano a alguna persona en situación de riesgo de suicidio, existen distintos indicadores que nos pueden ayudar a alertarnos y poner en marcha alguna medida de protección.
Sin embargo, es necesario destacar que estas señales de alerta son orientativas, ya que, evaluar el riesgo de la conducta suicida no es una labor que corresponda a los familiares o amigos, si no al personal sanitario especializado y/o acudir a un profesional que trate la problemática.
Las señales de alerta pueden organizarse en 2 grupos:
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SEÑALES DE ALERTA VERBALES
- La persona se despide de manera verbal o escrita: “Gracias por la ayuda que me has ofrecido todo este tiempo”
- Habla sobre morir o suicidarse: “Quiero dejar de sufrir”, “he pensado cómo acabar con mi sufrimiento”.
- Visión pesimista y desesperanzada acerca del futuro: “Esto no tiene solución”, “no va a terminar nunca mi sufrimiento”.
- Verbalizaciones negativas sobre sí mismo: “Soy una carga” “no valgo para nada”.
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SEÑALES DE ALERTA NO VERBALES
- Aumento de la ingesta de alcohol (en frecuencia o intensidad).
- Aumento repentino de la irritabilidad.
- Mejora repentina del estado de ánimo.
- Lesiones corporales.
- Elaboración del testamento, seguro de vida, etc.
- Regalar objetos personales con gran valor emocional.
Fuente: www.madrid.org
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