Existen multitud de autores que han tratado de definir qué es la inteligencia emocional. En este artículo haremos referencia a la planteada por Mayer y Salovey, la cual, fue formulada buscando la rigurosidad científica.
Es sabido que las emociones, ejercen una importante función en el bienestar psicológico de las personas. Por ello, el trabajar para que exista una correcta gestión y manejo de las mismas, conforma un importante aspecto dentro de nuestro día a día.
En distintos estudios, se ha encontrado relación entre la inteligencia emocional y el bienestar y ajuste subjetivo de los sujetos.
¿En qué consiste la inteligencia emocional?
De acuerdo al modelo de habilidad planteado por Mayer y Salovey, es aquel conjunto de habilidades que permiten a la persona identificar las emociones, comprenderlas, saber utilizarlas para favorecer al pensamiento, así como, saber manejarlas y regularlas.
Estos autores, identifican y ordenan en orden creciente de complejidad, cuatro habilidades que constituirían su visión de la inteligencia emocional:
Percepción y expresión de las emociones:
Se refiere a la habilidad para poder identificar nuestras emociones y las de los demás, así como, las reacciones que desencadenan tanto a nivel fisiológico, como a nivel cognitivo. En esta habilidad también incluyen la capacidad de expresar correctamente nuestras emociones y percibir de manera apropiada las de los demás.
Facilitación emocional del pensamiento:
Comprendería dominar las emociones para poder dirigir nuestra atención ante estímulos relevantes; utilizarlas para poder plantearse a uno mismo distintos puntos de vista; así como, hacerse consciente de que las distintas emociones pueden favorecer u obstaculizar nuestros razonamientos.
Comprensión emocional:
Incluye la habilidad para entender las emociones y el vínculo entre éstas y nuestros pensamientos; la comprensión de sentimientos complejos; cómo unas emociones pueden desencadenar otras, etc.
Regulación emocional:
Es la capacidad de aceptar emociones tanto positivas como negativas; utilizar o bloquear emociones en función de su valor adaptativo en el momento; regular nuestras emociones y las de los demás, consiguiendo aumentar las positivas y moderar las negativas; etc.
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